Descubrimos la belleza de Córcega

El escritor y aviador francés, autor de la famosa obra El principito, Saint-Exupéry definió esta isla de la siguiente forma: “El sol le hizo tanto el amor al mar que acabaron engendrando Córcega“. Y es que la isla de Córcega está llena de paisajes naturales increíbles que te embriagan.

Aunque un fin de semana no sea suficiente para poder visitarla, sí que puedes asegurar una vez terminado el viaje que volverás. Esta isla, o podríamos casi decir, esta montaña que emerge del mar, tiene cumbres que superan los 2.000 metros de altura y posee un patrimonio natural único, casi salvaje. Y es que desde la misma isla se ha apostado por un turismo sostenible, gracias a su política de no permitir la entrada de grandes cadenas hoteleras evitando así el turismo de masas que han invadido otras islas mediterráneas.

Una vez que hayas pisado terreno corso lo mejor es coger un coche y adentrarte en sus parajes de ensueño para conocer la isla en profundidad, y en eso tuve suerte porque mi visita a esta exuberante isla vino motivada por la invitación de Citroën para probar el nuevo SUV compacto C3 AirCross junto al gran Pablo de Martín (@pablodmartin) y la maravillosa Lucía (@luceral), y comprobamos que es un vehículo perfecto para moverse por esta isla y nos permitió conocerla a nuestro aire.

Pero vamos por partes, ¿Qué se puede visitar en Córcega? Pues esta isla es perfecta para los amantes de la naturaleza, sus bosques de pino, pastos alpinos, más de 20 ríos que la recorren, 5 Reservas naturales, 200 playas de arena fina, y una parte de la costa, la oeste, con profundos acantilados, hacen de ella un lugar ideal para los que quieran hacer excursiones todos los días y escapar de la ciudad. Si tenéis tiempo y estáis en forma, la famosa ruta GR20 cruza la isla de noroeste a sureste, aunque está considerada una de las más duras de Europa, así que yo de momento me abstengo, que seguro no la acabo. No debemos olvidar que también es una tierra con un rico patrimonio cultural que refleja su historia compleja por la que pasaron Fenicios, Griegos, Etruscos, Foceanos, Cartagineses, romanos, bárbaros, bizantinos y Sarracenos que han ido dejando su huella por toda la isla, como la antigua ciudad de Aléria con sus murallas griegas y su necrópolis prerromana, o las ciudadelas y las torres genovesas que podemos encontrar por Córcega.

Si estáis pensando ir desde España no hay vuelos directos, se llega a través de combinaciones de avión o avión y ferry. Pero el viaje vale la pena, os lo aseguro. En el Norte vas a encontrar la Córcega más auténtica, con menos turismo y con más variedad de paisajes. El Sur de la isla es quizás la parte más conocida y donde llegan la mayoría de turistas para visitar la belleza de la ciudad de Bonifacio, situada en unos altos riscos de piedra blanca. O para visitar las islas Lavezzi, una reserva natural protegida con unas aguas espectaculares. Tampoco se puede olvidar visitar la ciudad que vio nacer a Napoleón, la villa portuaria de Ajaccio y la capital de la isla.

Tampoco tuvimos mucho más tiempo para realizar visitas mientras probábamos el nuevo C3 AirCross pero si nos quedó pendiente la parte norte y por la que quiero volver a la isla para poder conocer mejor su costa, la Isla de la Pietra con su faro y el Cap Corse, una península con pueblos pesqueros por los que no han pasado los años y ver las Gargantas del Restónica, con sus 15 kilómetros de longitud.

Aunque sí tuvimos la suerte de pasar la noche en una especie de campamento en la reserva natural de Saparella, una gozada que si podéis realizar os encantará. Y creo, sin equivocarme, que disfruté de una de las mejores puestas de sol del Mediterráneo. Reconocida como una de las más bonitas del mundo, los colores del anochecer se funden con la naturaleza viva de la zona.

Así que amantes de la naturaleza que no tengáis decidido aún donde ir de vacaciones, Córcega es una joya por descubrir y, sin salir de Europa, que cumplirá todos vuestros anhelos.